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14 de Febrero de 2008

Un León es tripulante en la Orquesta del Río Infinito

Escribe: Alejandra Peña, desde Buenos Aires

Manuel Obregon y Leon Gieco en Buenos AiresA los seis años de haber fundado la Orquesta de la Papaya para fusionar música de raíces diversas, Manuel Obregón se embarca en la Orquesta del Río Infinito, que amplía aquella experiencia a todo el continente Americano, desde el Mississipi hasta el Río de la Plata. El viaje preparatorio tuvo esta vez un inusitado encuentro con León Gieco.

Manuel Obregón vivió días pasados intensas jornadas con líderes comunitarios de la cuenca del Paraná. Una semana vibrante que culminó en Buenos Aires en un encuentro con el legendario León Gieco, y con el acordeonista Chango Spasiuk.

El músico costarricense visitó en esta oportunidad Santa Fe, General Bermúdez, Rosario, Buenos Aires y Montevideo. Fue un viaje de aprestamiento de la Orquesta del Río Infinito que en Noviembre próximo navegará por estas aguas sudamericanas. Lo acompañaron el productor Daniel Aisemberg, Fresia Camacho de la Fundación Avina y la museóloga Alejandra Peña.

La red de socios de Avina posibilitó una amplia convocatoria de pescadores, ambientalistas, artistas, y comunicadores, con quienes se diseñaron los festivales que tendrán lugar cuando la Orquesta llegue a cada puerto, a compartir música con las comunidades locales. Las conversaciones fluyeron en torno a la ambiciosa y atractiva propuesta: un barco cargado de músicos recorriendo los ríos de América, compartiendo lo tradicional y lo autóctono. Esta vez saldrá del Pantanal, y atracará en puertos de los ríos Paraguay y Paraná, hasta su salida al mar frente a las costas de Uruguay. Pero aunque la aventura atraviesa los cuatro países fundadores del Mercosur, sus tripulantes priorizan la región cultural por encima de los límites políticos. “Los ríos tienen esa irreverencia de atravesar fronteras” afirma Obregón con gravedad de capitán.

En cada localidad los visitantes intercambiaron pareceres sobre las preocupaciones ambientales y sociales, con los pobladores y se estudió la manera de que la Orquesta sirva para visualizar y crear conciencia sobre un mundo más equilibrado. En Santa Fe, el líder pesquero Raúl Roco de Paraná dijo que la Orquesta del Río Infinito es una oportunidad para concientizar sobre el uso racional del recurso íctico. Jorge Cappato de la Fundación Proteger recordó que a todos afecta la contaminación de las aguas y que hoy ya se está viendo sus efectos: “hoy hay diez veces menos surubí que hace unos años, y el pacú ha desaparecido del Paraná medio. Y la pérdida de diversidad es una catástrofe” puntualizó.

Aunque diversas, todas las reacciones locales fueron de adhesión a esta particular Orquesta, y de verdadero entusiasmo por participar. En la Fundación Poriajú de Capitán Bermúdez artistas de danza y teatro desean involucrarse en propuestas creativas, para que en noviembre el festival incluya estas disciplinas. En Rosario se contactó al Foro Argentino de Radios Comunitarias, a la Radio Aire Libre y a la Fundación Chicos, a fin de organizar actividades con la niñez. En Montevideo se tuvo acceso a una amplia gama de artistas y especialistas en ecología convocados por la Fundación Cultura Ambiental. El conocido bajista Popo Romano aportó temas centrales como la necesidad de que la Orquesta se mantenga en su mensaje de paz y propiciando la música, más allá de las banderías políticas. “En el barco van músicos unidos por el arte y llevando un mensaje de diálogo, aunque pudieran pensar diferente” completa Aisemberg, interpretando el sentimiento del grupo.

Pero como de música se trata, los encuentros tuvieron tanto de análisis y organización como de sonidos de la tierra, y de emociones insospechadas. Como viene sucediendo con todas las giras preparatorias del Río Infinito, - Septiembre pasado en el Tigre, Noviembre en el río Paraguay- , Obregón conversa con piano en mano y enciende la chispa de la celebración. Esta vez se sumaron guitarras, bandoneones, bombos, y charangos, exhibiendo sus zambas, chacareras y chamamés, sin resistirse a fusionar ritmos centroamericanos cuando el Maestro invita.

Obregón y Gieco embarcados en el mismo sueño

Parecía casual que el encuentro con Gieco en Buenos Aires estuviera marcado para el último día de este viaje. Pero la verdad es que el diálogo con tanta gente en los días previos sirvieron para aumentar el caudal de emociones y conocer a tantas personas involucradas en hacer un mundo respirable, bello y de paz. No podíamos no contarle esto al gran inspirador de tantos latinoamericanos, el gran viajero de Ushuaia a la Quiaca. Cuando Obregón, fundador de la Orquesta de la Papaya le termina de mostrar sus videos de tantos años de música por el continente, León se agarra la cabeza y dice en voz alta: “esto no es casual. Después de cuatro años, hoy desayuné papaya, y ahora aparecen ustedes”. Entre risas y emociones, antes de escuchar la propuesta del viaje que preparamos para noviembre, nos cuenta que hace años quiere subirse a un barco llevando música. Que el río donde lo quiere hacer es el Paraná, y que se ha propuesto lograrlo el próximo mes de noviembre. Hubo miradas de sorpresa, la alegría de la coincidencia y la incertidumbre de no saber si Gieco estaba haciendo un chiste. Su propuesta eran tan increíblemente igual que la que nos trajo hasta aquí, que no había vuelta atrás. Los dos barcos se harán uno, y Gieco sonará en la Orquesta del Río Infinito. El río es uno solo, y el sueño de la gente también. Y ni a Obregón ni a Gieco el dolor, ni el futuro les son indiferentes.