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15 de Diciembre de 2009

Armonía, naturaleza, ser humano, música… Obregón

Desde la entrada a su estudio, se respiraba un ambiente musical, las notas iban y venían en cada vistazo panorámico a la habitación, llena de instrumentos musicales, decorado con cuadros alusivos a las portadas de sus discos y recuerdos curiosos de varios países., por ejemplo un traje pequeño de torero hecho con hilos de oro o un curioso sombrero de charro mexicano. De esta manera me adentro en el estudio de un gran músico costarricense, Manuel Obregón; me recibe en el portón de su casa vistiendo de manera despreocupada, un pantalón gris, camisa a cuadros de manga larga y unas sandalias.

Obregón es un artista reconocido nacional e internacionalmente, tiene varios proyectos musicales importantes, tales como Malpaís, La Orquesta de la Papaya y Río Infinito. Es Ciudadano de Honor en ciudades como New Orleáns y Asunción (Paraguay), entre algunos de sus reconocimientos se encuentran: el premio a mejor compositor, CD, DVD y sello disquero, así como el reconocimiento por parte de la Fundación Avina como líder mesoamericano en cultura, medio ambiente y desarrollo sostenible, entre otros.

De inicio cuenta como fue su primera experiencia con la música, ese inicial encuentro que lo hace enamorarse de tan exquisita forma de arte. Su primer contacto con un instrumento, fue mediante su abuela, ella le impartía lecciones de piano clásico.

Sin embargo, su acercamiento directo, no con un instrumento, sino con la música en sí, lo hizo al oír la que su padre escuchaba en una grabadora de cinta vieja, Obregón empieza a recordar aquellas notas de música francesa, clásica, flamenco, la melodía de Paco de Lucía. Así como su asistencia a los bailes de cumbia y merengue, en la querida Santa Ana de su infancia.

Poco a poco nos vamos adentrando en un viaje retrospectivo de su vida, de su niñez en Santa Ana, con nostalgia y felicidad recuerda cuando se iba a bañar a las pozas, “cuando los ríos eran limpios, que ya no lo son desgraciadamente”, menciona.

Manuel Obregón compartía con sus compañeros, también evoca las canciones que interpretaba con sus hermanos y con la lora de la casa, así como su primer contacto con el público, el cual fue en el kinder, alude alegremente el ver como se expresaba ante las personas.

Como cualquier otro niño, tuvo sus experiencias de travesuras o en este caso imprudencia, según sus propias palabras, rememora que le habían prohibido ir a una poza muy peligrosa, él se aventuró y se iba a bañar en tiempos de crecidas, en una ocasión, la crecida lo llevó debajo de unas piedras y no podía salir, “fue cuando sentí más cerca la muerte”, en ese momento interrumpe la historia y menciona que “las decisiones te llevan por un camino o por otro”.

Este artista, como ya se mencionó, posee muchos proyectos, sin embargo, él mismo considera que el más completo de todos es Río Infinito, por que incluye a todos sus compañeros de los demás proyectos, no obstante, disfruta con la misma intensidad sus conciertos de piano solo, Obregón recalca que ambos proyectos “se complementan”.
De sus compañeros ha aprendido bastante, sobre todo en los viajes con Río Infinito, ese contacto con tantos artistas, le ayuda a tocar mejor su música, por ejemplo su viaje a Bélgica para interpretar un concierto de piano, llamado Mangoré, en honor a un músico paraguayo (Agustín Barrios).

Según Manuel Obregón, aunque Río Infinito reúne a varios artistas famosos, el objetivo es dar a conocer, músicos desconocidos y tradicionales, recuerda lo que hicieron en Costa Rica con Walter Ferguson y Ray Tico.

Obregón comenta que “la humildad de estos músicos tradicionales, que siguen haciendo lo que les gusta sin importarles no ser conocidos y cómo la música se puede vivir de nuevo como una ceremonia, un ritual sin que la gente tenga que ir a pagar mucho en un gran estadio.”

Con un rostro iluminado por el orgullo de esta experiencia, recomienda a los artistas aprender la música que está en vivo y no la que está en los conservatorios y las universidades, pone énfasis en salir a buscar la música popular de este enorme continente e indica que “gran parte de ella se encuentra en los ríos”.

Simbiosis con el medio ambiente

Manuel Obregón es un tenaz amante y defensor de la naturaleza, Río Infinito, hace alianzas con distintas organizaciones ecologistas y en cada comunidad se firma la famosa carta de los ríos, una carta que es una representación de compromiso y respeto hacia el medio ambiente, cuyo objetivo es, según Obregón “generar conciencia de que el río es un ente vivo, que lo que sea haga en la parte alta va a afectar a la gente que vive abajo.”

Su conexión con la naturaleza es indudable, puesto que, incluso en algunos de sus discos y conciertos, los sonidos de la naturaleza se hacen presentes, en este híbrido de musicalidad humano-naturaleza.

Por ejemplo, su producción llamada Simbiosis, la cual mezcla estos sonidos naturales provenientes de la reserva Monteverde, adentrarse en dicha reserva y aprender a escuchar mejor los sonidos naturales, fue una experiencia que relata como maravillosa y que le ha llevado a tocar esta música en más lugares.
Además, anteriormente, Obregón había anexado los sonidos de las chicharras, la lluvia y los yigüirros en su primer disco.

Manuel Obregón es una persona a la cual no le desvela que lo recuerden de una u otra manera, sin embargo, al plantearle esta cuestión, dice, que si debían recordarlo de alguna forma, que sea a como él es, es decir, ese ser humano que disfruta cada momento con las personas, alguien que se deleita con la música, los sonidos y compartirla con los demás, menciona entre risas.

Su pensamiento acerca del talento es que constituye una cosa rara, que habría que definir qué es, Obregón cree que el talento es algo que se le da a las personas independientemente del país, “para mí es un don para realizar una actividad, unos para artes, otros para deportes, para enseñar, hay muchos”.

Este artista conscientiza y recalca que en Costa Rica hay muchos talentos, sin embargo, piensa que en algunos casos se debe de incentivar más el apoyo.

Según afirma, en el país se le ha dado un apoyo interesante a la música por parte del gobierno, “claro no tanto como a otras actividades, como el fútbol”, menciona, mientras se dibuja en su frente un seño fruncido.

Costarricense, indígena, español, ciudadano del mundo… Manuel Obregón se considera como una mezcla, se define a sí mismo como criollo y mestizo.

“Es una búsqueda lo que hacemos, de una definición de cómo somos parte de eso, la parte indígena, africana, europea, en Costa Rica el crisol de culturas es grande y que se ha ido uniendo con los años”, conforme sus propias palabras.

Manuel Obregón es un artista que ama la multiculturalidad y ese amor se ve reflejado mediante su convicción de que las fronteras no deberían existir, he aquí la cita textual de sus palabras, una cita que debería poner a pensarnos y reflexionar: “Las fronteras en este momento son inventos del ser humano, no existe en la naturaleza el hecho de poner una línea que diga de aquí para allá hay unas leyes, no se puede pasar. Uno ve que los animales y ríos pasan las fronteras sin necesidad de un pasaporte y así debería de ser.”

Historia curiosa y simpática, que inicia con la interrupción de la alarma de un carro. El nombre de la Orquesta de la Papaya., fue un error lingüístico por parte de los Garífunas de Honduras y Belice, los cuales al repetir la frase en lengua Quiché, que canta más o menos, ichiska de la cataya, repetían orquesta de la papaya, y al final así se quedó el nombre.

Obregón recuerda que no fue fácil llegar al punto en donde se encuentra, también afirma lo difícil que es ser un profesional de la música en un país como Costa Rica, donde hay muchos inconvenientes, sin embargo, desde joven se ha dedicado a la música y cuenta que le ha ido muy bien, ha tenido éxito.

Su sonrisa de orgullo se dibuja cuando recuerda el cariño que se siente por el hecho de ser Ciudadano de Honor es algunos lugares (New Orleáns, Asunción y San Bautista de las Misiones en Paraguay), menciona el sentimiento especial y recíproco.

Este artista, en una posición tajante afirma que se debe llegar hasta las últimas consecuencias con tal de proteger el medio ambiente, ya que de ello dependerá nuestra existencia humana.

Obregón pertenece a la junta directiva de Preserve Planet.

Su único estudio formal fue el piano, a partir de ahí se puede decir que ha sido un autodidacta.

Posee su sello disquero –Papaya music- , el cual apadrina a varios grupos en donde él trabaja, tales como Malpaís y Gospel Caribe, de sus discos sólo Simbiosis, los demás son independientes.

Al concluir la entrevista, me llega a despedir el gato de Manuel Obregón, se roza en mi pierna, a lo que el mismo Obregón me dice: “Es un chineado y cuando llegan visitas se pone a molestar”.

Introspección a Manuel Obregón

¿Algún sueño por cumplir?
- Pienso que hay muchos, uno de ellos que el ser humano viva en armonía con la naturaleza y con los demás, más tolerancia. (Sonríe sutilmente).

¿Su mayor temor?
- Creo que hay temor a ciertas cosas desconocidas, entre ellas la muerte, el temor a qué puede haber después.

¿Qué lo hace enfurecer?
- Me enfurece bastante la injusticia, ver que alguien más fuerte abusa de alguien más débil; cuando alguien destruye algo sin necesidad, en general cuando alguien comete una injusticia.

¿Playa o montaña?
- Soy más de montaña (risas), pero también me gusta la playa, el mar, me gusta bucear bastante.

¿Se arrepiente de algo en su carrera?
- Creo que no, no hay nada que no hubiera hecho de nuevo (comenta con orgullo).

¿En una palabra como se definiría?
- ¿Una palabra? Bueno no lo he pensado, puede ser… Creo que piano, me siento identificado con ese instrumento.

¿Se considera exitoso?
- Sí la verdad que sí, si se ve el éxito como una vida plena, yo disfruto lo que hago y para mí ya es bastante éxito.


Entrevista por: Samantha Ramírez González